Estamos viviendo un momento de transformación social obligatoria, debido a la pandemia del COVID-19.
Muchas personas, para bien y para mal, se han visto obligadas a proseguir su trabajo desde sus hogares. Para algunos ha sido un placer, para otros, todo lo contrario.
Nosotras llevamos años trabajando desde casa. En concreto, yo llevo 10 años, y puedo decir que no es fácil. Lleva tiempo acostumbrarse a la soledad, a las interrupciones, y a no poder medir tu nivel de trabajo con nadie. En definitiva, trabajar desde casa, para la mayoría de los mortales como yo, supone vivir en una montaña rusa emocional con unas subidas y bajadas muy repentinas y pronunciadas. Los subidones son tremendos y los bajones también.
Estoy siendo sincera. No pretendo escribir un artículo de alarma ni un artículo “happy”. Cada uno tiene sus circunstancias, una familia diferente, una casa más o menos grande y un lugar de trabajo más o menos adecuado, y eso evidentemente, cuenta.
Trabajar desde casa y tu familia
Yo empecé trabajando desde casa hace diez años, cuando mi hija tenía 2 años y mi hijo 5. No fue nada fácil, porque por la tarde estaban en casa y no podían entender que yo estaba trabajando y no podía jugar con ellos. Al final, terminé por trabajar muy poco por las tardes y hacerlo por las noches, porque no ganaba para enfados. Me costaba levantarme de la cama un montón. Ahora ya no pasa eso porque la adolescencia hace que mis hijos ya no quieran pasar tanto tiempo conmigo.
Trabajar en casa con hijos pequeños es como ser malabarista o trapecista sin red.
Trabajar en casa y tu espacio de trabajo
Yo siempre he tenido un despacho en el que trabajar, una habitación donde estar yo sola. Eso es importante porque no tengo que recoger ni montar chiringuito cada día, y trabajo en una zona en la que no molesto a nadie. Para mí esto es vital, porque no podría trabajar en el salón si los demás están allí viendo la tele o pasándolo bien. Me da envidia, y mucha. Tampoco podría trabajar en mi habitación, porque por la noche, ver mi escritorio no me relajaría mucho, la verdad.
Sé que es una suerte y he sido siempre afortunada de no tener que compartir el espacio de trabajo. Pero ojo, en estos años, mi espacio también ha sido multifunción y no ha estado precisamente ordenado. A veces he compartido despacho con las bicis, con el sillón cama de invitados, y con todos los papeles y trastos del resto de la familia. O con todas esas cosas al mismo tiempo. No había manera de tener eso ordenado y no me daba mucha paz, la verdad. Hace dos años me mudé a una casa más grande y ahora trabajo en un despacho más pequeño pero que es solo mío.
Tu despacho pasa a ser la librería y papelería: nunca encontrarás un boli cuando lo necesitas porque alguien se lo ha llevado
El trabajo en casa y tus emociones
Para mí lo más difícil de trabajar desde casa es lidiar con mis propias emociones. Como dije al principio del post, la montaña rusa emocional está ahí. Estás solo, trabajas solo y no hay que aparentar que estás bien. Es fácil distraerse con sentimientos negativos o dejarse llevar por los positivos. Hay momentos en los que un simple enfado, se puede convertir en un enfado muy grande. El gran peligro de la soledad laboral es magnificar sentimientos, tanto personales como relacionados con lo profesional.
Vas a descubrir otro de los monstruos que llevas dentro
Las ventajas del teletrabajo
Trabajar desde casa tiene muchas ventajas, como ahorro de tiempo y costes de transporte. También tienes por lo general mucha más flexibilidad, sobre todo si trabajas como autónomo, y puedes intercalar temas personales con los laborales, si es necesario. La logística familiar se vuelve mucho más liviana y fluye .
También hay cositas happy flower, y no hay atascos ni empujones para entrar en el vagón del metro
Mis consejos si te toca trabajar desde casa
Hay muchos artículos escritos por gente muy cualificada dando consejos sobre trabajar desde casa. Los míos son estos y se basan solo en mi experiencia. Y os advierto que algunos me resultan muy difíciles de poner en práctica en determinadas ocasiones.
- Trabajar limpio y aseado. Para mí esto es lo más importante. No trabajo en pijama, ni con un chándal de los años 80. Me visto decentemente y me arreglo. Os aseguro que negociando y argumentando en pijama, vas a obtener resultados más mediocres que si estás decente.
- No veo la tele. Tentación cero. Ni siquiera a la hora de comer.
- Como ligero. No me pongo hasta la bola a la hora de comer, porque me puede entrar sueño.
- Salgo a comer fuera y a visitar clientes con regularidad. Para mí esto es vital, seguir socializando, ver gente, no encerrarme, hace que no pierda mis aptitudes sociales y mi agilidad mental.
- Ponerse una hora de finalización de trabajo. Esta me cuesta mucho, sobre todo en vacaciones o en tiempos de covid. En tiempos normales, la hora de finalización del trabajo la marcan mis hijos, ya que siempre tengo que ir a buscar a alguno al colegio
- Si puedes, ten un lugar fijo y ordenado para trabajar con todo lo que necesites como doble pantalla, espacio para tus cosas y que esté ordenado. A mí esto del desorden me estuvo minando durante años.
- Ten un círculo social de amigos de trabajo virtual. Yo trabajo con mi compañera y me ayuda mucho hablar con ella de vez en cuando, aunque yo soy muy habladora y probablemente me pase un poco. También tengo amigos SEO que conocí en el máster o durante cursos y eventos , con los que puedo hablar de trabajo, ponernos al día, contarnos nuestras penas laborales, darnos consejos, intercambiar conocimiento y pasarnos trabajo.
- Voy a eventos y conferencias todos los años, conozco gente, me tomo unos vinos o unas cervezas, aprendo cosas y vuelvo a casa con la motivación por las nubes.
Si me preguntais qué es lo más difícil, ya lo he dicho. A veces gestionar las emociones me ha resultado muy duro. Cuando estás pasando un mal momento personal, se refleja en lo profesional y con la soledad y desde casa, puedes magnificar todo de una forma incontrolable.
Buena suerte a todos los que trabajáis desde casa y a los que os tocará algún día.